UNA GRAN DEMOSTRACIÓN DE AMOR (RELATO #17 DE POR LOS PELOS [4] ♦ JMPP)


"CAMILLE MONET WITH A CHILD" (1875) CLAUDE MONET
     
     Nos conocimos ante un cuadro del gran pintor impresionista Monet. A los dos nos gusta el arte y de inmediato iniciamos una conversación de entendidos que nos atrapó de tal forma que se prolongó durante horas, mientras desfilábamos distraídamente ante obras mayúsculas del autor francés. No tardé en advertir que entre nosotros estaba naciendo una fuerte atracción que iba más allá de la empatía entre personas apasionadas por la belleza del arte.
     Acabamos el día cenando y hablando de nuestras vidas, tomados por la alegría de haber vivido una jornada intensa llena de amistad y complicidad. Descubrí, entre otras cosas muy interesantes para mí, que era soltera y sin ningún tipo de compromiso. Mi caso no era demasiado diferente, dado que tampoco tenía pareja, aunque mi corazón todavía no había superado la ruptura sentimental que acababa de sufrir. Después de diez años de convivencia tranquila y feliz al lado de una mujer que adoraba casi hasta la idolatría, todo se rompió de forma tan cruel como increíblemente súbita. Se cansó de mí y me expulsó de su lado. ¡Así de simple! ¿Podía ser Paula la persona que me ayudara a pasar definitivamente página de un episodio tan duro? ¿Por qué no?
     Con una renovada ilusión por la vida, las citas con mi amiga especial se fueron intensificando al mismo ritmo que crecía nuestra admiración i estimación mutua. Una día, sin embargo, paseando tranquilamente por un parque, frente a una actitud extraña de Paula, descubrí un detalle de su personalidad que me preocupó profundamente porque podía hacer tambalear nuestra bonita, pero incipiente aún, relación sentimental.

     -¿Qué tienes?
     -Miedo. Este parque está lleno de perros, ¿nos vamos? Los perros me despiertan auténtico terror. Es superior a mí. No le puedo hacer nada.
     -¿Tienes terror a los perros? Vaya... bien... con eso de los miedos se puede hacer algo... quizás necesitarías que un psicólogo te ayudara a superar este temor irracional.
     -Conmigo no hay nada que hacer. ¡Ni mil psicólogos me arreglan!

     La novedad me trastornó profundamente dado que poseía una perra pastor alemán, de nombre Nieve. Para mí era innegociable la presencia de aquel animal en mi vida. Por nada del mundo podía renunciar a su compañía entrañable. La quería con locura. Por otra parte, la atracción que sentía por Paula era muy profunda. ¿Qué podía hacer? No quería renunciar de ninguna manera a ninguna de las dos. Las dos eran, ahora mismo, fundamentales en mi vida. Para colmo de males, tras meses de amistad maravillosa, Paula me puso contra las cuerdas sacando a relucir un deseo que podía complicarlo todo.

     -No me has enseñado todavía tu casa. Tengo mucha ilusión de verla. Por el desorden no sufras, los hombres ya se sabe... En tu casa quizás hace falta una mano femenina. Ya sabes que yo vivo de alquiler y que mi apartamento es minúsculo. Me preguntaba si querrías que viviéramos juntos en tu casa, que al parecer es bastante más grande y, por lo que me has dicho, de propiedad.
     -¡Caramba, Paula! ¿Quieres que vayamos a vivir juntos en mi casa? Mujer... quizás no es el momento…
     -¿No ves lo bastante madura nuestra relación? Yo creía que...
     -¡Sí, sin duda! Pero es que...
     -Marcelo, me estás preocupando. ¿Hay algo importante sobre nosotros que no me hayas contado?
     -No, no. Todo va bien. Es que la propuesta me ha sorprendido... Eso es todo, más o menos…
     -¿No me quieres, Marcelo?
     -¡Sí, mujer! Con locura, pero... es que no vivo solo. No creo que te guste saber que...
     -¡Oh, no! ¡Ya me lo temía! Hay otra mujer... ¡Como he podido estar tan ciega! Todos los hombres sois iguales...
     -No, no es lo que parece. Es que temo que si te cuento la verdad querrás abandonar nuestra relación, pero creo que deberías saber...
     -Marcelo, dime la verdad. ¿Tienes un harén? ¿O quizás eres mormón?
     -Ja ja ja ¡No! En mi casa no hay nadie más que sea humano...
     -¿Extraterrestre?
     -No, no... En mi casa hay un animal...
     -¿Gato?
     -Frío frío...
     -¿Conejo?
     -Más frío todavía…
     -¿PERRO? ¡Dime que no!
     -¡Pues sí!
     -Ja ja ja…¡Adiós, Marcelo!
     -¿No me dejarás así, Paula? No serás capaz de tirar por tierra nuestra relación por una perrita inocente…
     -¿Es perrita?
     -¡Sí! La más maravillosa de las criaturas, después de ti, por supuesto.
     -Bueno, como te he dicho tengo terror a los perros, pero sí es perra... de perras no he dicho nada... Ja ja ja
     -Sí, sí, perra. Ya te digo. ¡Pero que muy perra!
     -Pues nada, preséntamela de inmediato. Nada del mundo evitará que esté a tu lado. Superaré mi miedo y lo haré por ti. ¡Tú bien vales el esfuerzo, amor mío!


     Su actitud me hizo el hombre más feliz del mundo. Una demostración de amor fantástica que se coronó en el momento en que Paula y Nieve se conocieron. Un instante inolvidable, nada fácil para mi amada, pero que se resolvió felizmente gracias, sobre todo, a la enorme voluntad y generosidad de aquellos dos seres maravillosos con los que he tenido la suerte de compartir la vida hasta hoy.

Comentarios